Recomendamos leer El Club de la Buena Estrella

Esta vez es el turno de la cultura china, a través de la voz de una escritora sino-estadounidense, Amy Tan. The Joy Luck Club aka El Club de la Buena Estrella es la primera novela de esta autora, que fue éxito absoluto, popularidad que Amy no se esperaba porque esta novela es muy personal, se basa en su propia experiencia de su relación con su madre china que emigró a Estados Unidos huyendo de la posguerra de la Segunda Guerra Mundial (guerra civil en China que gana Mao Tse Tung y se instala un gobierno militar en el exilio en Taiwan opuesto a Mao), de sus encuentros y desencuentros, y de cómo al final acaban entendiéndose mutuamente a pesar de sus diferencias.

Integrantes del Club de Lectura del CEO con sus libros listos para debatir
Club de Lectura del CEO con sus libros listos para debatir

Los integrantes del club teníamos ganas de leer esta novela, tantas, que algunos la han leído en castellano y en inglés, otros directamente en inglés, y la mayoría la traducción de Jordi Fibla. A pesar de las ganas, la falta de tiempo ha hecho que algunos no la terminasen de leer, les faltaba las últimas 15 páginas, otros la han terminado mientras empezábamos la reunión del club, y algún otro no le ha gustado y simplemente la ha leído en diagonal. La de hoy ha sido un encuentro diverso y rico, en la que hemos aprendido algo más de la cultura china.

Es hora de leer, es hora de jugar

El libro tiene la estructura del juego chino del Mah jong. Veamos si conseguimos explicarlo bien (en la reunión fue un poco caos). Un juego de Mah jong consta de 4 rondas. El libro tiene 4 partes:

  • Plumas desde mil Li de distancia,
  • Las veintiséis puertas malignas,
  • Versión americana, y
  • La Reina madre de los cielos occidentales.

En el Mah jong, cada ronda tiene 4 partidas. En el libro, cada parte tiene 4 capítulos, y cada capítulo explica la experiencia de vida de las  madres e hijas. Amy Tan utiliza un lenguaje natural, un discurso elegante, que hace que su narración no caiga en el drama fácil. Y vaya que las historias son duras, tanto así, que alguna integrante del club tuvo que parar en las escenas complicadas, y retomar la lectura del libro luego del parón.

Hay otra similitud con el juego de Mah jong. Éste es un juego tan popular, que en muchos países a los que se ha exportado desde china, han cambiado algunas reglas y lo han hecho suyo, de tal manera que es un poco caos el aprender a jugarlo, según dónde aprendas, aprenderás una manera de jugar u otra. El libro es así, un poco caos, la propia autora Amy lo explica en alguna entrevista, que lo escribió desde el caos. Las diferencias culturales no se dan sólo entre China y Estados Unidos, sino incluso entre las distintas áreas rurales chinas que se describen en el libro.

¿Me conoce mi hija? ¿Me acepta mi madre tal y como soy?

Las madres han vivido duras experiencias (desde el abandono de sus hijas, pasando por la muerte de sus retoños, hasta la violencia de género), estas mujeres llegan a Estados Unidos a trabajar muy duro para sacar adelante a sus hijas, y darles a ellas esa oportunidad que ellas no tuvieron, para darles un futuro a sus hijas.  Las hijas sienten el peso de las esperanzas frustradas de sus madres.  Las expectativas de madres e hijas son diferentes. Y llega ese momento en el libro en el que todas cambian de perspectiva, y desaparece el rechazo para dar paso al entendimiento, ya que en el fondo son iguales. Es cuando las hijas llegan a la edad adulta cuando dan ese giro. Tanto madres e hijas sienten esa necesidad de ser vistas y ser comprendidas por aquellas a quienes aman.

Los hogares descritos en la novela muestran las diferencias culturales dentro de una misma casa. Vemos la vida de estadounidenses de clase alta en este libro, y las normas de cortesía chinas en los hogares de las madres. Al encontrarse ambas culturas se produce un choque, por ejemplo cuando el marido de una de las hijas llama a los suegros por su nombre de pila, eso en China es una falta de respeto, pero como estamos en Estados Unidos no es así, ¿o sí?  Los hombres chinos en el libro son el estereotipo estadounidense de chino, porque en China respetan mucho a las personas mayores, las de la tercera edad, y eso se refleja en las costumbres chinas durante las comidas del libro (y comen mucho, la sobremesa es vital en el libro). Nos cuesta empatizar con esta parte china, nos es más fácil y más cercano comprender a las hijas que se rebelan y quieren hablar con voz propia. En el libro encontramos una puerta abierta a la cultura china, vemos a China con otros ojos, con los ojos de las hijas nacidas y educadas en Estados Unidos, ellas describen a la sociedad china más tradicional desde otro prisma. Entendemos que en China son muchas personas, de ahí que sean tan jerárquicos y continuistas, es una sociedad que no puede dar voz a todos, ¿o sí? En este punto recordamos el COVID, la pandemia de hoy, cómo se gestiona en China y el caos de gestión aquí en España.

Give Me Your Tired, Your Poor…

Allá por 1882 se firmó el Chinese Exclusion Act en Estados Unidos, una ley que quitaba derechos a los chinos, les impedía convertirse en ciudadanos o comprar terrenos y «protegía» a los «indefensos» anglosajones (no querían ser «contaminados»). Llegado el 1965 esta ley fue reemplazada por la Innmigration Act. Distintas leyes, misma discriminación, violencia y hostilidad racial. Los supremacistas blancos no son los únicos, en el libro descubrimos que hay discriminación entre los propios chinos, cantoneses, taiwaneses. Es más, la novela es de finales de la década de los 80s, en plena expansión del Sida, y si, habéis acertado, en el libro vemos cómo personas sino-estadounidenses  discriminan a una persona por ser homosexual. La violencia está presente en cada relato, tristemente es la desagradable realidad de nuestras protagonistas. No sólo de las madres chinas que emigraron a Estados Unidos y fundaron su Club de la Buena Estrella, sino también vemos violencia y discriminación en la experiencia de vida de las hijas. A ellas también se las considera inmigrantes, aunque hayan nacido en Estados Unidos.

Frases que queremos recordar

Tenemos muchas esta vez, tantas, que hemos marcado en negrita nuestras favoritas.
Pues… no sé si está legislado explícitamente, pero jamás puedes decirle a una madre china que se calle. Podrían acusarte como cómplice de tu propio asesinato.
– Entonces me doy cuenta de que están asustadas. Ven en mí a sus propias hijas, igualmente ignorantes, igualmente olvidadizas de las verdades y esperanzas que sus madres trajeron a América del Norte.
-¿Por qué no te gusto tal como soy? ¡No soy ningún genio!
– Y después de tocar ambas piezas unas cuantas veces, me di cuenta de que eran dos mitades de la misma canción.
Nací en China, en Taiyuan -puntualizó-. Taiwan no es China.
– Quiero decir que es gay- dijo Waverly-. Podría tener el sida, y te corta el pelo, que es como cortar un tejido vivo. Tal vez parezca paranoica, como madre que soy, pero es que últimamente no puedes estar nunca lo bastante segura.
– Lo sé porque me educaron a la manera china: me enseñaron a no desear nada, a tragarme la desgracia de otros, a comerme mi propia amargura.
Me avergüenzo de que ella esté avergonzada, porque es mi hija y estoy orgullosa de ella, pero soy su madre y no está orgullosa de mí.
-A los niños no hay que revelarles secretos, es preciso mantener la olla de la sopa tapada, de modo que un exceso de verdad no les haga hervir demasiado.
– Pero cuando mi madre concluyó este relato, vi que estaba llorando, y yo también reanudé mi llanto, porque «aquel era nuestro destino, vivir como dos tortugas viendo juntas el mundo acuático desde el fondo del pequeño estanque».
– Ahora sabes por qué es inútil llorar, tus lágrimas no arrastran consigo tus penas, sino que alimentan la alegría de otros. Por eso debes aprender a tragarte tus propias lágrimas.
– Las madres chinas no expresan el amor que sienten por sus hijos con besos y abrazos, sino con severos ofrecimientos de budín al vapor, menudillos de pato y cangrejo.
– La versión norteamericana tenía un grave defecto: había demasiadas alternativas, por lo que era fácil confundirse y elegir mal.
– Una muchacha es como un árbol joven, debes permanecer erguida y escuchar a tu madre, que está junto a ti. Pero si te inclinas para escuchar a otras personas, crecerás torcida y débil, y el primer viento fuerte te derribará al suelo. Entonces serás como un hierbajo, crecerás sin orden ni concierto en todas las direcciones, te extenderás por el suelo hasta que alguien te arranque y te tire
– ¿Acaso el odio no es un simple resultado del amor herido?
Y pienso en que el destino está formado a medias por las expectativas y a medias por la falta de atención. Pero, de algún modo cuando pierdes algo que amas, interviene la fe. Tienes que prestar atención a lo que has perdido. Tienes que deshacer las expectativas.
– Si alguien te lo dice, no lo estás intentando.
– Cuando sufres un choque tan violento, es inevitable que pierdas el equilibrio y caigas. Y una vez que te has levantado, comprendes que no puedes confiar en que nadie te salve, ni tu marido, ni tu madre, ni Dios.
– El efecto emocional de salvar y ser salvado se estaba convirtiendo en una adicción para los dos.
– Cuando algo va contra tu naturaleza no estás equilibrado.
– Sabía que ésta no era la respuesta verdadera, pero también yo inventaba embustes para evitar que me ocurrieran cosas malas en el futuro.
– Retener cierto conocimiento es una gran ventaja que uno ha de almacenar para su uso futuro.
– Pues la mujer es yin, la oscuridad interior, donde yacen las pasiones inmoderadas. Y el hombre es yang, la brillante verdad que ilumina nuestra mente.
– Nunca me había enseñado a tener en cuenta sus sentimientos y por ello el ama sólo era para mí alguien que me ofrecía comodidad, como un ventilador en verano o una estufa en invierno, una bendición que sólo aprecias y quieres cuando ya no está presente.
– ¿No te he enseñado que está mal eso de pensar en tus propias necesidades? Una muchacha nunca debe pedir nada. Ha de escuchar, nada más.
– Me pregunté qué era lo verdadero de una persona. ¿Cambiaría de la misma manera que el río cambia de color pero seguiría siendo la misma persona?
– Me pregunté por qué habían decidido mi destino, por qué mi vida había de ser desdichada para que la de otra persona fuese feliz.
– Así es como se cura una herida: empieza a cerrarse sobre sí misma, a proteger lo que duele tanto y, una vez cerrada, ya no ves qué hay debajo, eso que provocaba el dolor.
– Según ciertos pensadores, los padres no deberían criticar a los hijos, sino estimularlos.
– ¿Cuál es la palabra china que significa indiferente porque uno es incapaz de ver ninguna diferencia?
– Yacían filas de personas, hombres, mujeres y niños que nunca perdieron la esperanza pero, en cambio, habían perdido la vida.
– ¿Por qué crees que echas de menos algo que nunca has tenido?
– Todas estábamos atemorizadas, todas teníamos que sobrellevar nuestras desgracias, pero desesperar era tanto como desear algo que ya estaba perdido o prolongar lo que era ya de por sí insoportable.
– Así llegué a quererle, así sucede cuando una persona une su cuerpo al tuyo y una parte de tu mente se debate para unirse a esa persona contra tu voluntad.
Fue uno de esos dolores tan terribles que un niño pequeño no debería recordar jamás, pero sigue todavía en la memoria de mi piel.
– ¡Oh! Hwuau dungsyi (mal bichejo)-dijo la mujer, bromeando con su nietecilla-¿Acaso Buda te enseña a reír sin motivo? El bebé siguió gorjeando y la mujer sintió que un profundo deseo se agitaba en su corazón.
Aunque pudiera vivir eternamente-le dijo al bebé-, no sé en qué dirección te enseñaría. En otro tiempo fui libre e inocente, y también me reía sin motivo. Pero luego prescindí de mi absurda inocencia para protegerme, y enseñé a mi hija, tu madre, a desprenderse de su inocencia, para que tampoco sufriera tanto.
– Gracias, pequeña reina. Entonces debes enseñar a mi hija esta misma lección, cómo perder la inocencia pero no la esperanza, cómo reír eternamente.

Lo que más nos ha gustado

La redacción, el lenguaje de Amy. El tacto con el que narra todas las historias.
El final emotivo.
El simbolismo de la pluma.
Entender el conflicto generacional y choque cultural
Las historias, leyendas, mitos chinos.

Lo que menos nos ha agradado

Que sea confuso, reflejo del proceso de escritura. Nos ha faltado un esquema, cronología, algo de contexto. La primera mitad no se sabía quién era quién.
El sufrimiento al leer, mientras leíamos pensábamos: esto va a acabar como el rosario de la aurora, no va a acabar bien.
Que el traductor utilice el término «América» como sinónimo de Estados Unidos, preferimos estadounidenses. Está normalizando el uso en castellano de la palabra «Americano» para Estadounidenses.

Lo recomendamos a…

A historiadores
A psicólogos y estudiantes de psicología
A hijos que no comprendan a sus padres, y viceversa
A aquellos interesados en el tema de la inmigración, o de minorías excluidas
A quienes les interese la cultura china, actual reciente.
A niños y adolescentes chinos adoptados.