SITGES FILM FESTIVAL 2017

50a Festival Internacional de Cine Fantástico de Cataluña 2017

Este año 2017, en Sitges estamos de celebración por partida doble: el Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya cumple medio siglo. 50 años invadiendo la Villa de Sitges con toda clase de horrores y placeres prohibidos.
Y también celebramos el centenario de la animación japonesa con un repleto programa que incluye, entre otras, la china «Big fish & Begonia», las dos últimas del genio del surrealismo Masaaki Yuasa: «Night short, walk on girl» y «Lu over the wall», y la imprescindible «A Silent Voice».
En cuanto al resto de producciones asiáticas, el programa también está que se sale: las tres últimas del incombustible Takashi Miike, «Blade of the immortal», «JoJo’s bizarre adventure: Diamond is unbreakable» y «The mole song: Hong Kong capriccio», la gran superproducción «The batttleship island», y «Okja», la nueva película de Bong Joon-ho, entre muchas otras.
Para destacar la celebración del centenario del anime, este año lo haré al revés, primero os hablaré de la animación y luego del cine asiático. Espero que os guste ^^

Animación

Night is Short, Walk On Girl

 
Título original: Yoru wa Mijikashi Arukeyo Otome 
Director: Masaaki Yuasa
Duración: 92 min
País: Japón 
Estudio de Animación: Science SARU
En esta edición, a parte de ser el quincuagésimo aniversario del Festival de Sitges, también se celebraba el centenario de la animación japonesa, y por todo lo alto, con una selección de las mejores producciones realizadas este año en el país del sol naciente. Y que mejor forma de comenzar la celebración que con la última obra de Masaaki Yuasa («Mind Game», «The Tatami Galaxy») y por partida doble!!. La primera, es la delirante «Night is Short, Walk On Girl», basada en la novela de Tomihiko Morimi («The Tatami Galaxy») y la segunda, es la entrañable «Lu Over The Wall», de la cuál ya hablaremos más adelante.
Ambientada en el mismo universo que «The Tatami Galaxy», «Night is Short, Walk on Girl» cuenta el periplo de una joven cuyo ímpetu por sentirse adulta la lleva a recorrer bulliciosos locales nocturnos (dejándolos sin reservas de alcohol por el camino xD), y se encuentra metida en diferentes situaciones a cada cual más surrealista, a lo largo de una noche que parece no tener fin. En este viaje de aventuras y diversión se topará con un variopinto grupo de secundarios con sus propios líos y con el otro protagonista, un chico enamorado que intentará por todos los medios posibles, seguir el ritmo de la joven y forzar una serie de encuentros, para al fin, captar su atención.
El filme de Masaaki Yuasa parte de una premisa, que aparentemente peca de simple y convencional. Pero a pesar de ello, el singular estilo del director impregna cada fotograma del largometraje desde el primer minuto. El arrollador apartado visual es capaz de potenciar la multitud de gags y recursos cómicos, gracias a la depurada excentricidad tan característica de la que hace gala. Una animación que también sirve de vehículo para una narrativa fuera de lo común. Yuasa y su staff desdibujan los estándares y se sirven de una completa libertad creativa para narrar esta alocada aventura noctámbula. Se prescinde de la linealidad y la tradicional transición, en pos de un mayor descontrol y de lo imprevisible tanto en los tiempos como en los hechos.Tal vez para muchos sea tarea fácil perderse ante la dificultad de aguantar un ritmo tan desenfrenado.

Ahora hablemos un poco del apartado técnico, el estudio que da vida al surrealista mundo de «Night is Short, Walk On Girl» ha sido Science SARU, fundado en 2014 por Eunyoung Choi y el mismo Masaaki Yuasa. Su primer largometraje ha sido la película que nos ocupa y paralelamente también «Lu Over The Wall». Science SARU ha conseguido una animación fluida y colorida con unos encuadres muy dinámicos, teniendo en cuenta que es de los primeros trabajos del estudio, está realmente bien. En el apartado sonoro, cabe destacar su excepcional banda sonora compuesta por Michiru Oshima, que ya trabajó junto con Masaaki Yuasa en «The Tatami Galaxy» y «Lu Over The Wall», los fans de la animación japonesa también recordarán sus composiciones en series como, «Zetsuan no Tempest» y «Rokka no Yuusha».

Para terminar solo decir que, el director nipón vuelve a dejar patente su marca personal, ofreciendo una producción despojada de muchos de los encorsetamientos del género y con un estilo tan extravagante como llamativo.  Sorprendiendo con una propuesta única y un mensaje muy claro, la imperiosa necesidad de vivir y disfrutar cada momento que ofrece la vida.

Big Fish & Begonia

Título original: Da Yu Hai Tang 
Director: Liang Xuan/Zhang Chun 
Duración: 100 min
País: China 
Estudio de Animación: B & T Studio y Studio Mir
Tengo que reconocer que la animación China nunca me había convencido, sé que hay películas de calidad pero en la mayoría de los casos no me llamaban la atención. Estaré muy acostumbrado a las producciones japonesas, pero con «Big Fish & Begonia» mi opinión ha cambiado radicalmente, es una película que está muy por encima de la media en la animación China actual.
Basada en las antiguas leyendas locales como Classic of Mountain and Seas y In Search of the Supernatural. «Big Fish & Begonia» es una historia de fantasía localizada en una tierra mítica en la que ningún extranjero ha podido poner el pie jamás. Los habitantes de ese lugar son inmortales, sin embargo, conocen perfectamente a los humanos. Estos seres son los responsables de nuestras emociones y deseos, de las estaciones, del clima y del paso del tiempo. Ellos son los gobernantes de todos los principios que rigen el mundo y las vidas humanas.
La protagonista de la película es Chun, una chica-espíritu que acaba de cumplir dieciséis años y que toma la forma de un delfín rojo para explorar el océano de la Tierra y conocer como es el mundo de los humanos. Un día se ve en medio de una tormenta y acaba atrapada en unas redes de pesca. Un chico la encuentra y la ayuda a escapar. Pero en el intento de liberar a Chun de su prisión, el muchacho se ahoga y ella al ver su gran sacrificio decide devolverle la vida, cueste lo que cueste.
Antes de todo, hablemos un poco de cómo se originó la película en 2004. Liang Xuan y Zhang Chun crearon un corto de animación flash para presentar el proyecto, cómo tuvo buena recepción Zhang y Liang decidieron hacer un largometraje basado en el corto. Pero no fue hasta 2007 que pudieron conseguir algo de financiación, inmediatamente se sumergieron en el proyecto y en 2009 terminaron el guión, pero los fondos se acabaron rápidamente y no pudieron seguir trabajando. A pesar de que habían inversores que estaban interesados en el proyecto nadie confiaba en que una película de animación pudiera tener éxito, así que el proyecto se archivó. Fue en 2013 que Liang público en Weibo (una de las redes sociales más importantes de China), el corto que hicieron y un mensaje de ayuda para qué la película por fin pudiera ser financiada. El boca a boca y el apoyo de la gente llamó la atención de la productora Enlight Media, que se animó a financiar la película y finalmente en 2016 después de muchas dificultades llegó su estreno. Se ha dicho de esta película que es el «amanecer de la industria de la animación China» y si siguen por este camino lo conseguirán.
«Big Fish & Begonia» es un alarde visual que toma reminiscencias de obras como “El Viaje de Chihiro” del estudio Ghibli. Hace un uso intensivo de la mitología local, que quizás pueda desbordar en un primer momento al espectador poco avezado en el folklore chino. Si tuviera que sacarle algún defecto, sería que a mitad de la película los acontecimientos se aceleran demasiado y te sacan de la historia. Y algunas subtramas entre las relaciones de los personajes no quedan bien cerradas y se olvidan de explicar ciertos detalles, como si intentaran abarcar demasiadas cosas en el guión. Aunque no llega a ser lo suficientemente grave como para no disfrutar de la película.
En el apartado técnico, el estudio encargado de animar este mundo de fantasía es el surcoreano Studio Mir, que ya trabajó en la excelente serie «The Legend of Korra» y también participa el chino B & T Studio. Es incuestionable la calidad de la animación, cosa que siempre me chirriaba en las producciones de animación China, las imágenes son increíblemente bellas. La saturación de los rojos, azules y verdes es hipnótica, los gráciles movimientos de las criaturas sencillamente fabulosos y con un buen uso de la animación 3D.
En el apartado musical, destaco la banda sonora, muy lograda, compuesta por Kiyoshi Yoshida que ha trabajado en series como «Kaiba» y películas cómo «La chica que saltaba a través del tiempo». Consigue que te sumerjas aún más en las emociones y los momentos de acción que viven los personajes.

En definitiva, «Big Fish and Begonia» seguro que no decepcionará a los aficionados de la animación nipona. Es una gran superproducción animada, que espero, siente las bases del futuro de la animación China. Si es así, veremos llegar a nuestras pantallas muchas y muy buenas producciones a partir de ahora.


Acien and the Magic Tablet

Título original: Hirune Hime: Shiranai Watashi no Monogatari
Director: Kenji Kamiyama
Duración: 110 min
País: Japón
Estudio de Animación: Signal MD 
Tenía grandes expectativas con «Ancien y el mundo mágico» (así se titulará cuando la estrenen aquí). Al saber que la dirige Kenji Kamiyama uno de mis cineastas preferidos, me llevé una alegría y no me ha defraudado. Aunque hay algún que otro fallo, pero ya hablaremos de eso más adelante. En esta ocasión Kamiyama no sólo se ha encargado de la dirección si no también del guión, como ya lo hizo en otras obras suyas como, la saga «Ghost in the Shell Stand Alone Complex» o la genial «Higashi no Eden» entre otras.
«Ancien y el mundo mágico», nos sitúa cronológicamente en un futuro cercano. Estamos en el año 2020, y sólo faltan tres días para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Tokyo. Kokone es una joven estudiante que ayuda a su padre viudo con las tareas de la casa, y la pobre tiene que esforzarse por mantenerse despierta cada día en clase.
En sus sueños siempre se convierte en la joven princesa Ancien del reino mágico de Corazonia, defendido por los fantásticos Motoroides de los ataques del terrible Coloso. Pero muy pronto la línea que separa el sueño de la realidad empezará a difuminarse, más cuando su padre es secuestrado por unos hombres misteriosos y Kokone se vea embarcada en una aventura para descubrir el verdadero pasado de su familia.
Lo primero que hay que señalar es que las líneas temporales y los planos de realidad son un poco difusos. Ancien y el mundo mágico no es una película que apunte al público infantil, sino más bien al juvenil. Necesitas estar un poco curtido en el mundo del manganime para comprender ciertas transiciones y encontrarle el sentido a la historia.
Pone sobre la mesa cuestiones como la lucha de clases o la opresión de la fantasía que va de los adultos a los niños. La forma en la que la tradición choca de frente con el desarrollo de la tecnología, pero también temas sociales más profundos como la decadencia paulatina de la industria japonesa. Que en ciertos aspectos me recuerda a la genial «Higashi no Eden» otra obra que también dirigió Kenji Kamiyama con una fuerte crítica social.
«Ancien y el mundo mágico» propone por tanto un viaje que merece la pena, pero con el handicap de que tiene un ritmo muy irregular. Hay pasajes muy densos y otros en los que la arquitectura (y las imágenes creadas por ordenador sobre todo en los planos largos) cobran tal protagonismo que hacen que se pueda hacer algo aburrida por momentos. Lo cierto es que si aguantas esos ratitos, todo cobra sentido, pero hay que reconocer que la narrativa no lo pone fácil.
La encargada de animar el impresionante mundo de Ancien, es Signal MD un estudio creado en 2014, como división del grupo IG Port, a la cual pertenecen también Productions IG «Ghost in the Shell» y Wit Studio «Shingeki no Kyojin». Signal MD cuenta ya con varios títulos de gran calidad entre sus trabajos, un claro ejemplo de ello son, además del título que nos ocupa, la serie «Atom: The Beginning» y la película «Cyborg 009: Call of Justice». Ancien técnicamente es increíble, sabe mezclar a la perfección la animación en 2D con el CGI. Un verdadero disfrute para nuestros ojos.
El dibujo cuenta con un trazado fino en sus personajes, pero a la vez consigue que destaquen sobre unos fondos muy detallados.
Sasaki Atsuko que ya trabajó en «Higashi no Eden», se encarga de unos diseños de personajes detalladísimos y que destacan sobre todo en el mundo de los sueños, donde todas las vestimentas son bastante más ostentosas que en el mundo real. Y no hablamos sólo de los diseños de los humanos, sino también de todas esas máquinas y mechas que aparecen a lo largo del filme.
La película cuenta además con una banda sonora que resulta ser una auténtica delicia, compuesta por la gran Yoko Shimomura famosa principalmente por sus composiciones en videojuegos, como la saga «Kingdom Hearts» o «Final Fantasy XV». La mayoría de los temas son bastante melódicos, pero no por ello iguales. Contienen los suficientes matices como para fusionarse con la acción.
En definitiva, «Ancien y el mundo mágico» no será ni la más original, ni la mejor película de animación que se haya visto. Sin embargo, es indudable que nos encontramos ante una obra de una calidad incuestionable. Tanto por su genial historia, con esa mezcla entre dos mundos, como por su brillante apartado técnico.

 


Lu Over The Wall

Título original: Yoake Tsugeru Lu no Uta
Director: Masaaki Yuasa
Duración: 112 min
País: Japón 
Estudio de Animación: Science SARU

Como ya os adelanté, ahora hablo de la segunda película que se pudo ver en el Festival de Masaaki Yuasa «Lu Over The Wall», una entrañable película que al ritmo de la música nos contará una historia de amor y amistad, con un fuerte mensaje ecologista.

La película transcurre en una bahía de Japón en la que domina una inmensa montaña, que separa el humilde pueblo pesquero de la temida «Isla de las sirenas», de la cual proceden toda clase de leyendas sobre tritones y sirenas. Que han provocado la decadencia del pueblo. Allí vive Kai, un joven de 14 años que está atravesando un momento delicado: la separación de sus padres.
Su única afición y vía de escape ante esta situación es subir a internet sus composiciones musicales. Un día Kunio y Yüho, dos amigos de clase, le piden que se una a ellos para crear una banda musical y es a partir de ese momento, que Kai descubre a un ser sobrenatural que se ha sentido atraído por su música, la sirenita Lu. Esta nueva amiga apasionada por sus melodías, se convierte en el elemento clave para que el joven consiga expresar sus sentimientos y pase página. Los dos iniciarán una aventura inolvidable.
Hay dos elementos clave en la película: la primera, la genial música de Takatsugu Muramatsu, que también se ha encargado de componer la banda sonora de «Mary to Majo no Hana» o «Omoide no Marnie» del Studio Ghibli. Y dos, es el color que inunda la pantalla, con una paleta cromática variada con tendencia a los tonos verdes, acorde con el potente mensaje ecologista de la cinta e ingentes dosis de ritmo. Porque si hay algo que queda claro en esta película es que nos invita a preservar la naturaleza y, de paso, dejar de mirarnos el ombligo. No es un «Hakuna Matata» pero sí un «lucha por cambiar lo que no te gusta» y, sobre todo, «muévete». Todo sigue el son que marca la vital y divertida banda sonora.

Por otra parte, no es la primera vez que Masaaki Yuasa utiliza este recurso, pero lo surrealista de la propuesta hace que sea particularmente eficiente, los cuerpos se distorsionan por completo siguiendo las vibraciones de la música y los personajes muestran sus sentimientos de forma ultraexagerada, fomentando esa tendencia del anime a dejar que las emociones se desborden.

Muchos la tachán de infantil pero personalmente no me lo pareció. Es una película Imaginativa, refrescante, sensible y cargada de numerosísimas influencias que van desde el cartoon estadounidense de los años 30, hasta series como «Shin Chan» y películas como «Ponyo en el acantilado» de Hayao Miyazaki. Cuando la veáis el tiempo se os pasará volando.

 


A Silent Voice

Título original: Koe no Katachi 
Director: Naoko Yamada 
Duración: 130 min
País: Japón
Estudio de Animación: Kyoto Animation

«A Silent Voice» viene precedida de un gran éxito en Japón, el filme dirigido por Naoko Yamada ha cosechado numerosos galardones y excelentes críticas. Convirtiéndola en una de las joyas de la animación de los últimos años junto con «Your Name» de Makoto Shinkai.

Shoya Ishida es un estudiante de primaria problemático cuyo objetivo principal es combatir el aburrimiento. Cuando llega a clase una nueva alumna, Shôko Nishimiya, y envalentonado por sus amigotes deciden convertirla en el foco de sus burlas debido a su discapacidad auditiva. Sin ninguna compasión, Shoya la acosa consiguiendo que el resto de la clase y incluso sus amigos le den la espalda. Llegando al extremo que la chica cambia de centro. Años después, ya en preparatoria, Shoya es un estudiante solitario y atormentado por la culpa. Y buscará la forma de redimirse, tratará por todos los medios de enmendar todo el daño que hizo en el pasado y disculparse con Shôko.
El acoso escolar es un tema complejo y, desgraciadamente, de actualidad. Todos conocemos algún caso ya sea, o porque lo hemos experimentado en primera persona, o porque alguien de nuestro entorno lo ha sufrido. En esta ocasión, la película nos muestra, sobre todo, la perspectiva del acosador, alguien que comprende que sus actos hicieron desgraciada no solo a la persona que acosaba, sino también a todo su entorno. La culpa y la ansiedad por lo que hizo llevan a Shoya, el protagonista, a evitar el contacto visual con otras personas y a aislarse de todo lo que le rodea. La soledad a la que se ha visto sometido durante estos años es su castigo por lo que hizo. Ver a Shoya esforzarse por compensar el daño causado y a Shôko que le da su perdón, dota a la historia de la esperanza necesaria para compensar el dolor con el que deben convivir los protagonistas. Sin embargo, el acoso también deja heridas que no se ven a simple vista y que son mucho más difíciles de sanar. Ahí reside la complejidad de la historia.
A Silent Voice tiene el don de emocionar incluso con las cosas más pequeñas. Se trata de una película sobre la culpa, el perdón, la amistad y el aprender a aceptarse a uno mismo. Sin embargo, la cinta falla en ocasiones porque se introducen algunos personajes que no se desarrollan mucho dado el poco tiempo del que disfrutan en pantalla. Si bien en algunos casos esos personajes secundarios cumplen su función, pero en otros, sus acciones no tienen consecuencias en la historia. Posiblemente se deba a que la obra original tiene 7 volúmenes y condensar toda la historia en unas 2 horas de metraje obliga a que muchos de los personajes no se desarrollen del todo bien o no aparezcan todo lo que deberían.
La película está basada en la obra de Yoshitoki ŌIMA que comenzó su andadura en la revista Weekly Shōnen Magazine (Kodansha) en agosto del 2013 y finalizó en marzo del año siguiente. También ha ilustrado el manga cyberpunk «Mardock Scramble» y actualmente está trabajando en el manga «To Your Eternity», la adaptación a la gran pantalla ha sido muy fidedigna aunque con algunos pequeños sacrificios que ya he mencionado antes. Destacar el trabajo de la directora y animadora Naoko Yamada («K-on», «Tamamo Market»), ha trasladado de forma brillante toda la emotividad y emoción del manga con un resultado casi perfecto. El encargado de animar esta historia trágica a la par que bella a sido el veterano estudio Kyoto Animation (Clannad, Suzumiya Haruhi no Yūutsu, Amagi Brilliant Park), ha creado una animación fluida y llena de detalles que otorgan a la cinta una riqueza visual exquisita. Dado el importante papel del lenguaje de signos, no era fácil recrear con fidelidad el movimiento. Se requería una animación a la altura y Kyoto Animation lo ha conseguido.

«A Silent Voice» sin ser redonda no deja de ser una gran película. Es cruda y dulce a partes iguales. Es de esas historias que te remueven algo por dentro, que emocionan y que te identificas con los personajes. En definitiva, se trata de un largometraje imprescindible tanto para los fans de la animación como para los que no.


Fireworks, Should We See it from the Side or the Bottom?

Título original: Uchiage Hanabi, Shita kara Miru ka? Yoko kara Miru ka?
Director: Akiyuki Simbo/Nobuyuki Takeuchi
Duración: 90 min
País: Japón
Estudio de Animación: Shaft
Parece que las películas con saltos temporales están de moda, primero el año pasado con la maravillosa «Your Name» de Makoto Shinkai y este año con la frenética «A Day» de Cho Sun-ho, que también he comentado en este reportaje. La película que nos ocupa ahora es «Fireworks, Should We See it from the Side or the Bottom?». Vamos a ver si está a su altura.
La joven Nazuna Oikawa pronto debe cambiar de instituto, como consecuencia del nuevo matrimonio de su madre, a lo que se opone completamente. La chica quiere huir del incierto futuro que le espera y empezar desde cero, lejos de su familia. Así que Nazuna le pide a Norimichi Shimada que se escape con ella, pero su plan no sale bien, la madre la pilla y la arrastra a su casa. Lo único que hace Norimichi es mirar con impotencia. Norimichi, frustrado por no ayudar a la chica que le gusta, lanza una esfera misteriosa que Nazuna encuentra en la playa. Entonces, de repente, el tiempo rebobina hasta el momento antes de que Nazuna fuera obligada a volver a casa por su madre ¿Qué es lo que el destino les deparará a Nazuna y Norimichi al final del día que continúa repitiéndose?
Las comparaciones con «Your Name» no son una coincidencia. El productor es Genki Kawamura que ya participó en la misma, con lo que compararlas es inevitable. Es cierto que si tenemos el argumento de «Your Name» fresco. «Fireworks» al tener una premisa similar puede decepcionar un poco, y no es que sea mala sino que si las comparamos, por desgracia sale perdiendo.
«Fireworks» está basada en la película homónima de 1993, dirigida por Shunji Iwai director de «Love Letter» y «Hana y Alice». Parece ser que fue una de las grandes influencias en la fotografía de la película ya que como cuenta el director Nobuyuki Takeuchi: (“En lo que respecta a ángulos y encuadre, hay partes calcadas del original”). Es una dulce historia que nos lleva a reflexionar sobre que hubiera pasado en nuestra vida si en aquel determinado verano nos hubiéramos atrevido a declararnos, cómo habría cambiado todo a partir de entonces. Pero en la obra (y en la vida) cada decisión da lugar a otra más y así sucesivamente. El protagonista Norimichi, parece el único que se da cuenta de los cambios que tienen lugar en su realidad (mágica), pero sus decisiones afectan a todos a su alrededor.
Si tuviera que achacarle algo a la película solo serían un par de cosas: una la actitud titubeante de Nazuna, como si echará a suertes de quien se va a enamorar y aunque es un personaje que me encanta, ese punto de su personalidad no me gusta.Y la otra es el abrupto final, no está bien desarrollado y aunque se intuye lo que sucede, no es suficiente, lo deja demasiado en el aire. Es más, me esperé hasta el final de los créditos pensando que habría una escena que acabara de rematar la película, pero no fue el caso y eso me dejó un poco frío.
Sobre el apartado técnico me gustaría destacar la dirección Nobuyuki Takeuchi que debuta como director y Akiyuki Simbo que a dirigido series como «Puella Magi Madoka Magica» y la saga «Monogatari», fijaros el gran parecido del personaje de Nazuna Oikawa con Hitagi Senjōgahara una de las protagonistas de la saga «Monogatari». Se nota que tanto tiempo trabajando en la saga lo ha encasillado un poco xD. El compositor de la espléndida banda sonora es Satoru Kousaki compositor de «Suzumiya Haruhi no Yūutsu» y de la saga «Monogatari». Los encargados de la animación es el estudio Shaft («Puella Magi Madoka Magica» y la saga «Monogatari») tal y como ya nos tiene acostumbrados, la animación es excelente y con sus característicos encuadres. Lo único que empaña el resultado final son algunos objetos en 3D que no están del todo bien integrados, aunque por desgracia esto es frecuente en muchas producciones de animación.
«Fireworks» es una película hermosa y entrañable, que ha quedado algo eclipsada por las odiosas comparaciones.

Cine Asiático

The Battleship Island: Director´s Cut

Título original: Goonhamdo/군함도
Director: Ryoo Seung-wan
Duración: 151 min
País: Corea del Sur
Reparto: Hwang Jung-min, Kim Soo-an, Song Joong-ki, So Ji-seob, Lee Jung-hyun
El director surcoreano Ryoo Seung-wan («The City of Violence» y «Veteran») presenta en el Festival de Sitges «The Battleship Island: Director’s cut», una de las películas más taquilleras del año en Corea del Sur. Batió un récord histórico en su primer día de proyección con casi un millón de espectadores. Lo que la ha convertido en una de las más esperadas de la temporada para los fans del cine asiático, y esta ha sido una oportunidad única de disfrutar en primicia de la versión Director’s Cut, que le añade más de media hora a la duración de la película, con un total de más de dos horas y media de metraje.
La historia nos traslada a los últimos años de la segunda guerra mundial. Lee Kang-ok (interpretado por Hwang Jung-min) es el director de una pequeña banda musical además de ser músico por cuenta propia. Toca en el Hotel Gyeongseong. Para poder tener un futuro decide llevar a su hija, la que también participa con él en el show, a Japón, pero a medio camino se verán atrapados en un torbellino de estafas que los acabará llevando irremediablemente a la isla minera de Hashima. Allí ambos deberán sobrevivir a todo tipo de miserias y vejaciones. Juntos, tendrán que luchar para sobrevivir.
Esta es la premisa del film, ya que una vez inmersos en la historia encontraremos otros personajes que se unirán a la carrera por la supervivencia. Justamente es la historia principal la que convierte en especial el film. Ya que con pequeños momentos cómicos entre padre e hija nos puede evocar a la mítica «La vida es bella» (1997). Una relación entre padre e hijo (en este caso hija), el cual intentará hacer del infierno que están viviendo un campo de juegos para la niña. A pesar de su larga duración, el ritmo es frenético. Los diálogos y la acción constante, consiguen que no se haga tediosa y que el espectador enseguida pueda entrar en su mundo lleno de tensión y angustia. La ambientación gris, húmeda, oscura y cruda en la que viven los personajes acaba de redondear un guión que ya de por sí funciona, y es que tanto la imagen digital como la fotografía se combinan a la perfección, creando una atmósfera que cala hasta los huesos.
En realidad, el periodo de la ocupación Japonesa en Corea (de 1910 a 1945) es una de las temáticas más recurrentes del cine surcoreano de los últimos años. Tenemos varios ejemplos: la muy recomendable «Assassin» del director Cho Doo-Hoon en 2015 o la excelente «The Age of Shadows» del director Kim Jee-woon, que se pudo ver el año pasado en el Festival de Sitges.»The Battleship Island» se añade a esta lista, pero aunque también pueda parecer otra «más» la nueva obra de Ryoo Seung-wan atesora una categoría sin discusión alguna.
En general una película redonda, trepidante y angustiosa a partes iguales. También es la forma ideal para conocer un poco más el trágico pasado de la isla Hashima, que hoy en día está abandonada y poco a poco es devorada por la naturaleza.

A Day

Título original: Haroo /  하루
Director: Cho Sun-Ho
Duración: 90 min
País: Corea del Sur
Reparto: Kim Myung-Min, Byeon Yo-Han, Shin Hye-Sun, Jo Eun-Hyung, Han Hee-Jung, Yuha Lee, Yoo Jae-Myeong.
La ópera prima del director Cho Sun-ho fue una de las más gratas sorpresas del festival, en un principio por su premisa puede parecer que es un argumento muy visto, existen muchas producciones que tocan el tema de la paradojas temporales como «Al filo del mañana», «Código fuente» o la más conocida y un clásico del cine «Atrapado en el tiempo», aún así nos encontramos ante una película con personalidad propia y muy entretenida, pero antes hablemos un poco de ella.
Kim Joon Young  (Kim Myung Min) es un famoso cirujano torácico que de regreso a casa contempla un accidente en la carretera. Resulta que una de las víctimas mortales es su propia hija Eun Jung (Jo Eun Hyung). Sin saber por que, ese día se le repite una y otra vez como si de un fatídico bucle se tratara, convirtíendose en un trauma del que no puede escapar. En esa lucha para encontrar el secreto de lo que sucede conoce a un paramédico Lee Min Chul (Byun Yo Han), que también ha perdido a su mujer ese mismo día. Juntos intentarán cambiar lo inevitable y salir de esa funesta jornada que no deja de reiterarse como una versión perversa del día de la marmota.
Lo que hace que un argumento tan típico sea más o menos interesante es el guión, una historia que contenga suficientes elementos para mantener el interés hasta el final. Cosa que consigue y con creces, con un desarrollo muy ágil y el acierto de introducir otro personaje también atrapado en ese bucle, aunque por razones diferentes, que colaborará con el médico para poder romper esa pesadilla. Y eso no es todo, pero es mejor no contar mucho más, para mantener la intriga.
Cho Sun-Ho debuta como director y también se encarga del guión, hasta ahora lo más destacable que había hecho era el guión del drama de acción «Hong Gil-dong» y la cinta de terror «Killer Toon». Me gustaría destacar la magnífica BSO compuesta por Lee Sung-hyun conocido también por el nombre de Mowg que ya nos tiene acostumbrados a un nivel altísimo, pues suyas son las bandas sonoras de peliculones cómo «I Saw the Devil» y «Monster Boy».
A Day es una película trepidante e intensa que le da una vuelta más de tuerca a la dinámica de «Atrapado en el tiempo». Con un guión que logra que no pierda frescura ni intensidad, totalmente recomendable y todo un disfrute para quienes adoramos este tipo de paradojas/paranoias argumentales.

 


The Villainess

Título original: 악녀 (Aknyeo)
Dirección: Jung Byung-gil
Duración: 123 minutos.  
País: Corea del Sur
Reparto: Kim Ok-vin, Shin Ha-kyun, Sung June, Kim Seo-hyung y Cho Eun-ji. Guión: Jung Byeong-sik y Jung Byung-gil.
¿Cómo conjugar una historia de acción trepidante con un melodrama femenino?. La respuesta nos la da Jung Byung-gil en La villana, que no es tal mujer malvada, sino solo una que lucha con uñas y dientes (o con lo que pille) contra su destino. Este director, que ya nos trajo la excepcional Confession of Murder (2012), nos sorprende esta vez con un thriller de venganza, lo cual es doblemente sorprendente, puesto que los cineastas coreanos llevan 20 años cultivando este género, el que mejor se les da. El público de Cannes le dedicó una ovación de 4 minutos, y no es de extrañar, pues pese a los histéricos puntos de cámara consigue que no te pierdas ni un detalle de sus geniales escenas de acción, sin duda alguna la mayor proeza de Jung Byung-gil. Su gran afición al fútbol le dió la idea y los medios para que la cámara se mueva entre los personajes como si de un balón se tratara. Es un disfrute incluso para los que estamos curados de espantos, y un soplo de aire fresco en el nutrido panorama coreano de acción.
La historia de La villana arranca con una adrenalítica secuencia en la que vemos a su protagonista Sook-hee abriéndose camino entre decenas de mafiosos, exhibiendo su destreza con los golpes o con cualquier objeto que pueda usar como arma, (como en la magnífica Old boy de Park Chan-wook). Esos primeros minutos son el reflejo de la intensa historia de Sook-hee, que desde niña se ha criado en un entorno violento y de adulta ha sido entrenada para ser una asesina profesional. Tras el asesinato de su padre a manos de un desconocido, conoce al hombre que será la sombra oscura de su vida. Después de sobrevivir a una misión suicida es reclutada por Madame Kwon, la jefa del servicio de información de Corea del Sur. “Danos diez años de tu vida y tendrás tu libertad”. Con su nueva identidad como agente del gobierno, Sook-hee pasa a ser Chae Yeon-soo, una actriz de teatro. Confiando en la libertad prometida, emprende una nueva vida a los 27 años junto a su hija. Además, otro hombre entra en su vida, dándole otro incentivo para llevar una vida normal, pero no lo va a tener fácil. Perseguida por su pasado, tendrá que enfrentarse ella sola a organizaciones criminales, agentes gubernamentales y a esa sombra oscura que la persigue.
Es evidente la pasión que Jung Byung-gil siente por hacer de cada secuencia de acción algo espectacular. Son un prodigio del uso de la cámara, con la ayuda del croma, los efectos de ordenador y una cámara que gira 360º. El responsable de estas virguerías es el debutante director de fotografía Park Jung-hun. Nada escapa a su objetivo, nos regala momentos inolvidables como la secuencia inicial, la sangrienta persecución en moto y el clímax de la pelea en el autobús.
Pero La villana no se queda en la acción por la acción, sino que se preocupa realmente de las relaciones entre personajes, lo que permite una identificación muy fuerte. El film ofrece un juego de traiciones y sufrimientos enmarcado en una trama de conflictos y secretos que elevan la tensión al máximo durante toda la película. Lo único que se le puede criticar es que gran parte de la vida de Sook-hee se muestra a través de flashbacks y giros (uno de ellos un gran homenaje a Kill Bill) que hacen que la trama se vuelva confusa y difícil de seguir. Además, los personajes masculinos no tienen una historia detrás que los sostenga. El peso de la trama recae principalmente en su protagonista, interpretada por Kim Ok-vin (catapultada a la fama gracias a Thirst, de Park Chan-wook) que da vida a una mujer compleja, una asesina letal que sin embargo no ha perdido su dulzura. Justamente en su estreno en el Festival de Cannes, Park Chan-wook asistía como jurado, y le prestó su apoyo al entrar en la sala gritando su nombre. La música está compuesta por Koo Ja-wan, que también ambientó la película Montage en 2013.
Resumiendo, en esta época dorada del thriller coreano, La Villana se ha ganado un puesto de honor, y muy posiblemente tenga una secuela, o una serie, o un remake americano.

 


Blade of the Immortal

Título original: Mugen no jûnin
Director:Takashi Miike
Duración: 140 min.
País: Japón 
Reparto: Kimura Takuya, Hana Sugisaki, Sôta Fukushi, Erika Toda, Chiaki Kuriyama
Nuestro director preferido Takashi Miike a sus casi 70 años ya ha entrado en el selecto grupo de las estrellas con filmografías centenarias, y és que se lo ha currado, Miike sensei nos ha presentado nada menos que tres películas este año, la también adaptación del manga de «Jo Jo’s Bizarre adventure: Diamond is Unbreakable», la segunda entrega de las desventuras del agente Reiji con «The Mole Song II: Honk Kong Capriccio», que también comentaré en este reportaje, y la que nos ocupa la adaptación del famoso manga de Hiroaki Samura, «La Espada del Inmortal», que presumiblemente es la número cien. Otra vez vuelve al terreno de las adaptaciones en el que parece que el director se siente muy cómodo en estos últimos años. Era una de las películas más esperadas por todos los otakus, por lo que teníamos las expectativas muy altas. Pero adelanto que la sensación fué algo agridulce. Ahora paso a su análisis.
Dice la leyenda del Habitante del Infinito (su título original en japonés) conocido por el nombre de Manji, que después de ver como asesinan a su hermana frente a él, cegado por la venganza llega a puertas de la muerte. Entre las pilas de enemigos masacrados por él, una bruja acude en su ayuda y con unos gusanos misteriosos cura sus heridas, le dota del don de la inmortalidad, y le da un motivo para redimirse. Después la bruja va en busca de la joven Rin, una chica que acaba de vivir una horrible tragedia, el atroz asesinato de sus padres, y que está sedienta de venganza. Casualmente guarda un asombroso parecido a la hermana fallecida de Manji, y la bruja le dice que encuentre a un samurai inmortal, el único capaz de ayudarla como guardaespaldas para vengar la muerte de sus padres. Rin emprende esa búsqueda mientras los asesinos de sus padres la acechan.
Uno de los encantos que guarda «La espada del inmortal», es la ambientación que nos lleva de viaje al pasado de Japón, la historia se sitúa en plena era del shogunato Tokugawa. La época de la Revolución Industrial en el s.XII (como en «Rurouni Kenshin»). La adaptación es fiel en ese sentido, cuidada al detalle como ya nos tiene acostumbrados su director, no en vano, ya nos sorprendió revolucionando el género de samurais hace unos años con «Ichimei , Hara-Kiri: muerte de un samurai» y «13 Asesinos». Ver lo que hoy en día es la metrópoli de Tokyo en forma de aldeas desperdigadas y dojos, poder disfrutar de las hermosas vestimentas de la época, de los peinados, todo está medido y calcado a como lo vemos en las viñetas. Sí que es cierto que en esta historia es bastante importante, aunque realmente es en el manga donde te explican que cada kimono tiene su significado. Eso sí, el único que difiere es Manji, pues aunque su kimono sí que es blanco y negro, atrás no le aparece la esvástica budista, sino el kanji con el significado de hombre.
El director en esta adaptación ha centrado demasiados esfuerzos en abarcar toda la historia posible, difícil empresa en una historia tan longeva, (el manga cuenta con 30 tomos), en vez de simplificarla para así dar como resultado una película más sólida y menos repetitiva. El personaje de Manji sigue una estructura enfrentándose uno por uno a los miembros del clan hasta llegar a los jefes y subiendo de nivel hasta llegar a los últimos veinte minutos con la batalla campal de Manji y Rin contra 300 asesinos. Pero entre tantos enfrentamientos no asistimos a ningún ejercicio de profundidad psicológica en lo que a definir los personajes se refiere. Su guionista Tetsuya Oishi, ya experimentado en la adaptación de mangas a la gran pantalla, “Death Note”, no nos transmite en ningún momento la sensación de peligro o que la vida del iracundo samurai corra peligro en ningún momento, debido a su condición de inmortal, algo que hace que la historia pierda emoción.
En cuanto a los actores, sello de calidad Miike, siempre se rodea de los mejores Takuya Kimura, miembro del grupo de pop SMAP que ya protagonizó («Space Battleship Yamato» y «Redline») como Manji me encantó, dotándole de su carácter cínico y malhumorado, pero a la vez tierno propio del personaje. Pero la que se lleva buena parte del mérito es su partener, la jovencísima Hana Sugisaki. El resto de secundarios, mención especial para Sôta Fukushi haciendo de principal villano.
Queda de manifiesto la profesionalidad de Miike en «La espada del inmortal», pero es cierto que esperábamos mucho más de esta historia y de este director.

Okja

Título original: 옥자 (Okja)
Director: Bong Joon-ho
Duración: 120 minutos
País: coproducción entre Corea del Sur y los Estados Unidos
Reparto: Ahn Seo-hyun, Tilda Swinton, Tilda Swinton*, Jake Gyllenhaal, Paul Dano, Steven Yeun, Byun Hee-bong.

* Sí sí, Tilda Swinton aparece dos veces en el reparto, y por un buen motivo.
Okja, un pase muy especial.
¿Qué es un pase especial? Pues puede ser muchas cosas, y en este caso es unas cuantas. Para empezar, esta película nos llega calentita recién sacada del horno del festival de Cannes (Cannes está muy bien… pero nunca será Sitges XD). En segundo lugar, se trata de una película que no iba destinada a salas de cine, sino a Netflix, la famosa plataforma de video bajo demanda de pago. Y la verdad es que viéndola te preguntas, ¿todo este detalle y esta calidad de imagen, realmente se van a poder apreciar en tu caja tonta? A lo mejor allí en USA y en Corea tienen todos Home Cinema Full HD 3000, pero aún así, ¿no es un poco despilfarrar? En fin, allá cada cual con sus manías, la nuestra es babear con estas delícias. ¡Qué suerte tuvimos de ver esta película en el Auditorio!
Hay un montón de historias del tipo «un niño y su perro»… que donde pone ‘perro’ ponga usted monstruito, alien o peluche a pilas, da igual. ¿Pero «una niña y su mascota»?. Eso ya no abunda tanto, ¿a que no?. Solo podía ser una película asiática. Pero atención, no de una parte de Asia cualquiera: coreana y de Bong Joon-ho. Palabras mayores. Estamos hablando de un director que no se corta un pelo a la hora de criticar la sociedad en la que vive: la reacción a un desastre natural en The host, el sistema de clases en Snowpiercer (otra coproducción, también con actores de Hollywood), el trato a los discapacitados mentales en Mother, la inutilidad y brutalidad de la policía en Memories of murder… peliculones todos ellos. Y esta vez en coproducción con los Estados Unidos de América, y con un reparto estelar (premio para quien haya reconocido a Jake Gyllenhaal a la primera… ¡ey!, ¡pero si es Donnie Darko!).
En esta ocasión, la «mascota» es un cerdo gigante (ah, y hembra también, esto es importante). Una nueva especie diseñada para acabar con el hambre en el mundo… si tan solo fuera verdad. Una oscura, trágica y dolorosa mentira saldrá a la luz gracias al amor que las une. Un amor que ya desde su primera aparición queda clarísimo, cuando la cerdita… no, ahora no XD, cuando Okja le salva la vida a Mija en una escena sobrecogedora y trepidante, marcando el tono de las pocas pero intensas escenas de acción que nos esperan en esta película.
Para empezar, la pobre Mija está en las nubes respecto al destino de la criatura que la ha visto crecer desde que era pequeña. Vive en una granja con su abuelo, así que debería estar claro que su futuro pasa por el matadero… si no fuera porque la pobre está convencida de que le dijeron claramente que pasados unos años se la podrían quedar. Pero el abuelo está en el ajo y además no tiene escrúpulos, ni con la cerdita ni con su propia nieta, a la que engaña vilmente para que no esté presente cuando se la llevan. Pero hablaba de escenas de acción, ¿no? Claro, porque, ¿qué va a hacer ella cuando se entere? Pues ir a buscarla, por supuesto. ¿Que hay que colgarse de la parte trasera de un camión en marcha? Se cuelga. ¿Que hay que perseguirla por un centro comercial abarrotado? La persigue y la pilla. Recordad que estamos hablando de una criaturita asiática. No tengo el gusto de conocer a ninguna, pero en la ficción, niños y niñas, son todos poco menos que Terminator.
¿Y la crítica? ¿De qué se trata esta vez? ¡Buf! ¿Por dónde empiezo? Tilda Swinton interpreta a una carismática empresaria (y a su hermana gemela, que de carismática nada) recién heredado el negocio de su polémico padre para convertirlo en un espectáculo mundial: un concurso en el que ganarán los granjeros que mejor hayan criado a estos nuevos animales. Los afortunados ganadores saldrán en la tele, ¿qué más quieren?. La opinión pública solo verá lo que ella quiera que vean: anuncios donde distintos arquetipos de consumidor sueltan frases claramente diseñadas para convencer, grandes desfiles con todo el bombo y platillo, un programa especial con el presentador famoso de turno… incluso la inesperada aparición de Mija antes de tiempo se convierte en «El reencuentro». Vamos, como un «sorpresa sorpresa». Cualquiera que pase demasiado tiempo viendo la tele y conserve la cabeza sabrá de qué estamos hablando: la manipulación, la farsa, la corrupción y la desfachatez con la que nos la quieren meter doblada «por nuestro bien». La confusión deliberada entre información y anuncio.
La realidad es bien distinta, claro. Ni la carne es tan buena, ni los métodos tan ecológicos, ni las intenciones tan altruistas. Una vez recuperada la cerdita, Okja es sometida a toda clase de abusos (incluído el «apareamiento», de ahí la importancia de que sea hembra), como la manera en que se extraen muestras de tejido para «demostrar científicamente» las múltiples cualidades de esta carne sin par. Pero aquí, por fin, entra en escena el Frente de Liberación Animal, una gloriosa organización «terrorista» que usa todos los medios a su alcance para sacar a la luz la verdadera cara del negocio de los cerdos gigantes. De hecho, son los que ayudan a la pobre niña a recuperar a su queridísima mascota (hasta Terminator puede necesitar ayuda, pues sigue estando solo). Además, ellos hablan inglés y ella no, lo cual nos regala una maravillosa escena sobre las traducciones de los intérpretes que no tiene precio. El chico del Frente de Liberación Animal que traduce a Mija engaña a sus colegas haciéndoles creer que la niña ha consentido «devolver» a Okja con una cámara oculta para disponer de pruebas con las que poder denunciar todo el tinglado en directo, al más puro estilo Hollywoodiense. Cuando el líder se entera de que la niña está inocente de todo, lo hecha de la organización tras darle una paliza. El pobre tiene ocasión de redimirse, y cuando lo hace muestra un tatuaje que muchos deberían llevar: «las traducciones son sagradas». Así que, como podéis ver, de las críticas de Bong Joon-ho no se salva ni el apuntador.

Y hablando de críticas, ¿no estamos aquí para eso? La parte buena ya la hemos contado: efectos especiales que te dejan con la boca abierta (recordemos que Okja no está realmente allí… y es más grande que un hipopótamo), acción y escenas tensas (atención a Ahn Seo-hyun, esta chica promete), diálogos afilados (ya hemos hablado del nivel de crítica), grandes actuaciones (Tilda Swinton clava sus dos papeles), escenas cómicas (Jake Gyllenhaal en el personaje del presentador histriónico es impagable), escenas tiernas (todos los miembros del Frente de Liberación Animal son adorables)… ¿hay algo que pueda chirriar? Pues en mi opinión sí, el personaje de Okja y el resto de cerdos gigantes. Deberíais saber que los cerdos de verdad son unos animales muy inteligentes. Pues estos lo son aún más, y no cuesta nada creer que son casi humanos. Salvan la vida de sus seres queridos, lloran por el destino que les espera… normal, ¿no? Claro que sí, pero es como los Na’vi de Avatar. Queda excesivamente ñoño ver a un bicho hacer estas cosas. Por lo demás, no hay nada que añadir, solo queda quitarse el sombrero ante esta obra maestra. Hala, y a hacerse veganos.


Survival family

Título original: サバイバルファミリー (Survival family)
Director: Shinobu Yaguchi
Duración: 117 minutos
País: Japón
Reparto: Fumiyo Kohinata, Eri Fukatsu, Yuki Izumisawa, Wakama Aoi.

Ummm… una de desastres… pero del director de Waterboys y Swing girls… esto no puede ser cafre, tiene que ser algo de buen rollo. Y efectivamente. Todo el buen rollo que puede caber en una historia donde nos quedamos sin electricidad de un día para otro. Hay que decir que los japoneses están acostumbrados a hacer simulacros de supervivencia y evacuación desde su más tierna infancia debido al elevado número de huracanes y terremotos que asolan sus tierras. Sin ir más lejos, tienen tantos huracanes al año que, en lugar de ponerles nombre, los numeran. El mundo asistió anonadado a su estoicidad durante la catástrofe de Fukushima, mientras que cualquiera de nosotros hubiera sufrido histeria nerviosa.

Porque, ¿os lo imagináis? Desde mañana estáis sin electricidad y no sabéis cuándo volverá… ni si volverá. Ni siquiera estaríais leyendo esto. Adiós al móvil, al ordenador y a la consola; adiós al microondas y a la nevera; adiós a la televisión, a youtube, a los mp3; adiós a internet, a las redes sociales, al chat… ¿he dicho adiós a los leds?… uf, solo de pensarlo, ya me entran sudores fríos. Por no hablar de los hospitales… Pero estáis en Japón. Y eso significa dos cosas. Por una parte, la gente es muy dada a ayudar y a compatir. Por otra, problema más, problema menos, estáis acostumbrados a ir tirando. Sin semáforos y sin transporte público, una gran parte de la población pierde su empleo al no poder desplazarse a su lugar de trabajo. Vosotros también, por supuesto. Lo que vengo a decir es que, claro que la gente se vuelve loca y se desespera. Pero para nuestro estándar (que también ponemos el grito al cielo con una facilidad pasmosa), ellos nos parecería que solo están ligeramente molestos.

Pero no os engañéis, no estamos hablando de los Robinsones suizos. Aquí hay buen rollo, sí, pero la película va de como cambian las relaciones cuando todo está patas arriba. Quedarse en la ciudad significaría pelearse con todo el mundo por unos recursos cada vez más escasos, así que la mayoría emigra al campo en busca de agua y alimentos. En el caso concreto de la madre, viendo el caos a su alrededor, sufre por si su padre, el abuelo de sus hijos, estará bien allí en su pueblo. Así que convence al resto para iniciar un viaje a pie que va a durar lo suyo.

Pero ni siquiera los japoneses están preparados para esto. Cometen errores, se les olvida coger cosas básicas antes de partir, discuten amargamente y, en general, las pasan canutas. Esta aparente falta de realismo, como sabéis, es la manera perfecta de enseñarnos lo que hay que hacer (y lo que no) mientras deseamos que superen un obstáculo tras otro. Por el camino se vuelven más tolerantes al fracaso, más colaboradores, y relativizan la necesidad de cazar y comer animales, como cuando llegan a una granja de cerdos… que tendrán que perseguir, atrapar y despellejar si quieren comérselos. Sí, el mismo año que Okja, qué se le va a hacer…

Quizá lo más destacable es que, si bien la ignorancia de los miembros de esta familia roza la estupidez (ni que hubiera una plaga de zombis, no hay prisa, ¡coge el impermeable!), por otra parte, el entorno rural por el que se desplazan sí que parece devastado y abandonado. Centenares de extras amontonándose donde pueden, basura y restos del paso de la gente por todas partes… realmente parece que todo se haya ido al garete. Pero una mirada menos amable y más amarga podría hacernos pensar que el apocalipsis digital ya está sucediendo. Que la brecha generacional se ha ampliado con el aislamiento propio de los nuevos «electrodomésticos». Que los conocimientos más básicos ya no se transmiten de padres a hijos. Y que el director se ríe de nosotros al insinuar que no nos acordaríamos ni de hervir agua de río antes de beberla, al tiempo que nos muestra a un grupo de deportistas felices con sus bicicletas y sus conservas deshidratadas. La sociedad japonesa suele regañar a los jóvenes por no seguir con la tradición, y aquí Shinobu Yaguchi le da la vuelta para que los mayores reflexionen también. ¿Acaso no están todos, sea en la oficina, sea en casa, más pendientes de su trabajo y de sus herramientas que de su propia familia?. Como es de rigor en una historia como esta, llega el momento en que se separan y se vuelven a reunir cuando ya habían perdido toda esperanza. Para mi es una de las escenas más emotivas que he visto en mucho tiempo. Aunque lo mejor está en la última escena. Atentos al informativo especial donde se especula sobre las causas de la tragedia, ya superada. Allí se indica claramente que, sea por un motivo, sea por otro, algo así acabará sucediendo. Así que ya podéis ir tomando nota. Apaga y vámonos.


Jo Jo’s Bizarre Adventure: Diamond is unbreakable

Título original: JoJo no kimyô na bôken: Daiyamondo wa kudakenai - dai-isshô
Director: Takashi Miike
Duración: 119 minutos
País: Japón 
Género: Acción, Aventura, Fantasía
Reparto: Kento Yamazaki, Ryunosuke Kamiki, Nana Komatsu, Masaki Okada, Mackenyu, Jun Kunimura

Realmente es el acontecimiento más friki del año, la adaptación del mítico manga de Jojo’s Bizarre Adventure en su 30 aniversario, dirigida por Takashi Miike y rodada en Sitges!!!. Que ilusión más grande cuando vimos en la gran pantalla que los actores paseaban por la calle del Casino Prado, la iglesia o el paseo marítimo. Vemos los bares y los restaurantes, caracterizados para la ocasión con los rótulos en kanjis, si hasta los personajes beben Vichy Catalán!. Como si hubieramos pasado a una dimensión de una Sitges-Japonizada. Una locura digna del manga, y que feliz debe de estar su autor Hirohiko Araki, el que cedió el derecho del manga, bajo la estricta condición de que el live-action fuera rodado en el extranjero.

Para ponernos en antecedentes, la obra original se caracteriza por estar dividida en distintas partes o generaciones, totalmente autoconclusivas e independientes entre sí; aunque conectadas por la sangre, sudor y lágrimas de sus estirpes. Cada una transcurre en un tiempo y lugar distintos, y hasta gozan de su propia estética, ambientación y temática particular. De este modo, cada una de las “series dentro de la serie” puede disfrutarse por separado, y a su vez complementarse con las otras, ya que es muy común ver a los supervivientes de cada saga haciendo cameos, o directamente co-protagonizando, alguna de las siguientes.
Volviendo a la película, adapta la historia «Diamond is Unbreakable» el cuarto arco del manga de «Jojo’s Bizarre Adventure». Esta historia fue elegida específicamente debido a su ubicación centrada en Japón.
Después de la derrota de Dio Brando, el archienemigo de los Joestar hace 11 años. En 1999, Jotaro Kujo fue hasta Morioh, ciudad S de la Prefectura M, en Japón, para encontrar al hijo secreto de su abuelo Joseph Joestar: Josuke Higashikata. Sin embargo, Josuke posee la misma habilidad que Jotaro: el Stand. Como si Jotaro los hubiera invocado, un nuevo grupo de poseedores de Stands comienza a actuar. Hay algo en esta ciudad y Josuke hará cualquier cosa para salvar Morioh, la ciudad en la que nació y creció.
Centrémonos un poco, como cualquier adaptación, hay varios cambios realizados con el fin de tratar de encajar lo que es una historia tan amplia en una película de casi dos horas. En esta historia vemos otra generación de personajes, evitan hacer referencia a Dio Brando el némesis de los Joestar, pero si que vemos el efecto que ha tenido su muerte en algunos personajes. Por contra, y es de agradecer exploran en el pasado de Anjuro ​​Katagiri alias Angelo, el antagonista inicial. En la serie original, se muestra muy poco de él. No explicaré nada para evitar spoilers, pero es uno de los personajes más interesantes y establece un tema subyacente a lo largo de la película, las relaciones entre padres e hijos.
Estamos ante una gamberrada de Takashi Miike, que incluye elementos de comedia adolescente, luchas entre el bien y el mal, jóvenes con superpoderes y líos de familia, todo exageradísimo. Y pobre del que se meta con el tupé increíble de Josuke. Como increible es el elenco de actores elegidos por Miike. Empezando por Kento Yamazaki en el papel de Josuke, que interpretó a L en la peli de «Death Note». Nana Komatsu que interpreta a Yukako, la preocupada amiga de Koichi, la pudimos ver en: «El mundo de Kanako», «Sakamichi no Apollon» . Tenemos a uno de los actores un disciplinado policía, pero le vimos por ejemplo en «Kill Bill», «Ichi the Killer»,»God’s Puzzle», «Audition» . El jovencísimo Ryûnosuke Kamiki, que encarna a Koichi Hirosey, y que ya se ha puesto bajo las órdenes del director contando esta, en tres ocasiones en «As the gods will» y «The great Yokai wars»(él era el niño), también participó en la trilogía de las películas de «Kenshin» y ha realizado varios doblajes en películas de animación, «Sen to Chihiro», «Howl’s moving castle», «Your name». Y finalmente merece la pena destacar a Yusuke Iseya «Kenshin», «13 asesinos» quien interpreta a Jotaro Kujo.

Todo un espectáculo que no os podéis perder, con un Miike juguetón al que le va como anillo al dedo los histriónicos personajes del desmesurado mundo de Jo Jo’s.


The mole song – Hong Kong capriccio

Título original: 土竜の唄 - 香港狂騒曲 (Mogura no uta: Hong Kong kyōsō-kyoku)
Director: Takashi Miike
Duración: 128 minutos
País: Japón
Reparto: Tōma Ikuta, Shinichi Tsutsumi, Koichi Iwaki, Nagayama Eita, Arata Furuta, Riisa Naka, Tsubasa Honda, Arai Nanao.
 The mole song – Hong Kong capriccio, la mejor comedia japonesa de 2016, además de, probablemente, la mejor adaptación de comic a cine.

Tres años después de partirnos la caja con las desventuras de Reiji, por fin nos llega la segunda parte. ¿Qué se puede esperar de ella? Pues para empezar destacan, como no, la entrega total de Tōma Ikuta interpretando al inepto y pervertido de Reiji, y el buen hacer de Kankurō Kudō (guionista de Zebraman) a la hora de trasladar fluidamente a la gran pantalla el manga de Noboru Takahashi durante dos horas en las que hay espacio para todo menos para el aburrimiento. Además, en esta segunda parte se aprecia un Takashi Miike en plena forma y en su salsa, que hace lo que le da la gana con las convenciones (más aún que en la primera parte) tanto del género de yakuzas en particular como del medio fílmico en general, añadiendo toques de cómic con lo más parecido a viñetas animadas.
Si ya es duro ser un policía infiltrado en la yakuza, imaginaos estar en la piel del más incompetente. Tras los sucesos de la primera parte (resumidos en los primeros minutos) la ilusión de Reiji era volver a la comisaría y a los brazos de su amada Junna, también policía, que ignora que su novio es un topo. Pero ya en la última escena se le frustraban los planes. A partir de ahora, el pobre Reiji está más metido que nunca en las guerras de clanes, pues se convierte ni más ni menos que en el guardaespaldas personal del líder a quien debe eliminar, Shuho Todoroki, quien además le ordena cuidar de su hija Karen, que pronto muestra su vena sádica. Y por si fuera poco, el nuevo jefe de policía, Shinya Kabuto, declara la guerra a la corrupción de los infiltrados… aunque sus motivos no son tan nobles como parece. Como todo esto no es suficiente, un clan mafioso de Hong Kong, liderado por Momoji Sakuraja (alias Ardilla voladora), expulsado de la yakuza japonesa, terminará de hacerle la vida imposible, secuestrando a la hija del jefe para venderla en una trata de blancas. ¿Y qué puede hacer él para salvarla? Pues tendrá que travestirse para hacerse pasar por una de las víctimas de la subasta. …Si es que no hay límite a lo que un personaje como él puede llegar a sufrir para nuestro disfrute.

En esta película se aprenden dos cosas sobre Reiji. Una: que siempre empieza y acaba totalmente desnudo, con un papel de periódico tapándole las partes. Y dos: que la canción del topo, que da título a la historia y le es cantada por sus jefes, realmente contiene pistas sobre el argumento en forma de consejos. La primera terminaba con «no hay segunda estrofa», esta vez sí que la hay, y termina diciendo «podría haber una tercera». Ojalá. Con cada entrega de Reiji tenemos dos horas del mejor cine de palomitas, carcajadas y vergüenza ajena. Solo esperamos que no tarden tres años más en realizar la siguiente.



La imagen del Festival de este año ha sido Drácula, el seductor. Es la figura perfecta para un festival que, año tras año nos enamora y nos brinda incontables escalofríos de placer. Que así sea por toda la eternidad.
Para terminar como siempre, agradecer al Festival de Sitges toda su ayuda, sin la cual este reportaje no sería posible. Nos vemos el año que viene en la 51a edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges. Mata ne!!

David J